jueves, 4 de abril de 2013

Burn-out: El síndrome de estar quemado.




El síndrome de estar quemado es mucho más de lo que estamos acostumbrados a considerar. Por un lado, se le suele confundir con el estrés o la ansiedad, quizá más frecuentes, y, por otro, sus consecuencias no se reducen sólo "al trabajo", se disparan a todas las esferas de la vida de esa persona (su familia, amigos, apetito, sueño, etc...). Por decirlo así, el burn-out se define por "romper" con todo literalmente y, normalmente sin que esa persona sea consciente de ello hasta que ocurre. Es como escalar una montaña a buen ritmo y, de repente, quedarse parado y sin fuerzas para seguir, como si las pilas se hubieran gastado sin avisar.

De ahí que sea más frecuente en personas con actitudes:
  • Autoexigentes o perfeccionistas. Porque no piensan (no están acostumbrados a hacerlo) en cómo se sienten, sólo en el resultado y hacer "lo que haga falta" para llegar a ese listón que se han planteado, sin tener en cuenta nada más. Ignoran habitualmente sus señales de cansancio y, sistemáticamente, "tomarse las cosas con calma" no es una opción.
  • Pesimistas. Ven el lugar y/o a sí mismos de manera negativa.
  • De control. Por la incapacidad de delegar, pedir ayuda o permitir que otros hagan las cosas solos.
  • Tipo A. En la clasificación de personalidades se trataría de esas personas "fogosas" que reaccionan con mucha intensidad al entorno (impacientes, ambiciosos, agresivos, competitivos, con incapacidad para relajarse).
Pero, por supuesto, si bien la personalidad o manera de afrontar las cosas pueden jugar un papel muy importante, se trata de un fenómeno muy frecuente. Todos podemos coquetear con el burnout si no tomamos las medidas suficientes para adaptarnos a unas circunstancias demasiado exigentes.  De modo que también influyen:
  •  El entorno: Un trabajo poco reconocido, unas competencias poco definidas o caóticas, trabajo monótono o poco estimulante, sensación de poco control o mucha presión.
  • El estilo de vida: no desconectar (por falta de tiempo, organización o no haberle dado importancia), falta de relaciones cercanas/de apoyo, asumir demasiadas responsabilidades sin ayuda, que los demás esperen demasiado de un@ y/o no dormir lo suficiente.

Así pues, las soluciones al respecto van orientadas en 3 niveles, "las tres eRRes"
  • Realise (darte cuenta, detectar las señales), 
  • Recovery (recuperarte) 
  • Resilience (resiliencia, tener más resistencia y capacidad de recuperación para que no te vuelva a pasar -y si lo hace que dure menos-)
Darte cuenta de cuando estás camino de "golpearte contra el muro" (detectar las señales  de alarma):
    • Sentirse cansado y agotado la mayoría del tiempo.
    • Dolores musculares, de cabeza o de espalda frecuentes.
    • Cambios en el apetito y hábitos de sueño.
    • Inmunidad baja, enfermar con frecuencia.
    • Sensaciones de: soledad ("estoy solo en el mundo"), fracaso, cinismo y negatividad, falta de motivación y de autorrealización o sentirse atrapado y derrotado.
    • Retirarse de las responsabilidades.
    • Autoaislarse de los demás.
    • Procrastinar (picar).
    • Usar drogas, comida o alcohol para poder con todo.
    • Volcar tus frustraciones sobre los demás.
    • Faltar al trabajo o llegar tarde e irte antes de la hora.
O bien, si ya estás quemado, porque:
    •  Todos los días son un mal día.
    • Preocuparte por tu hogar o tu trabajo parece un malgasto de energía.
    • Estás agotado la mayoría del tiempo.
    • La mayoría de tu día se invierte en tareas que te parecen terriblemente aburridas o abrumadoras.
    • Tienes la sensación de que nada de lo que haces marca una diferencia o es valorado.
  • Recuperarte:
 
    • Baja el ritmo: cuando has alcanzado finalmente el nivel de "burn-out", cuidar de tu salud no va a ser suficiente para solucionar el problema. Tienes que forzarte a tomarte las cosas con más calma o, directamente, tomarte un descanso. Corta todos los compromisos y actividades que puedas. Date tiempo a tí mismo para reflexionar, descansar y sanar.
    • Consigue apoyo: cuando estás quemado la tendencia natural es proteger la poca energía que te queda aislándote de los demás. Pero tus amigos y familia son más importantes que nunca en los momentos difíciles. Dirígete a ellos en busca de apoyo. El simple hecho de compartir tus sentimientos con otra persona puede aliviar parte de la carga.
    • Reevalúa tus metas y prioridades. El burnout es una señal innegable de que algo importante no funciona en tu vida. Tómate tu tiempo para pensar en tus esperanzas, metas y sueños. ¿Estás descuidando algo que es verdaderamente importante para tí? El burnout puede ser una oportunidad para redescubrir lo que te hace feliz realmente y cambiar tu camino de acuerdo a ello.

  • Y poner en marcha los mecanismos protectores para prevenirlo (¡resiliencia!):
    • Empezar el día con un ritual relajante. En lugar de saltar de la cama tan pronto como te despiertas, dedica al menos 15 minutos a: meditar, escribir en tu diario, hacer estiramientos suaves o leer algo que te inspire.
    • Adoptar hábitos sanos de sueño, comida y ejercicio. Cuando comes, duermes bien y haces deporte con regularidad tienes la energía y resiliencia suficientes para afrontar las demandas del día a día.
    • Poner límites. Dibujar una línea imaginaria que separe las distintas esferas de la vida (tener tiempo para la familia, los amigos, etc... sin que las obligaciones se mezclen en todo. Aprender a decir que no. Recuerda que decir que no algunas veces te permite poder decir sí a las cosas que realmente quieres hacer.
    • Tomar un descanso diario de la tecnología (!!). Desconecta. Programa un momento al día en el cual apagues el ordenador, dejes de lado el teléfono móvil y de comprobar constantemente tu email (¡o el whassap!).
    • Cultivar tu lado creativo. La creatividad es un antídoto poderoso contra el burnout. Prueba algo nuevo, empieza un proyecto divertido o dedícate a tu hobby favorito. Elige actividades que no tengan nada que ver con el trabajo (o tu fuente principal de estrés).
    • Aprender a manejar tu estrés. A pesar de que cuando estás quemado te puedes sentir desvalido puedes tener mucho más control del que crees sobre tu nivel de estrés. Como nos explican, por ejemplo, en este artículo.


Más información:

BSO:
You and your heart - Jack Johnson










8 comentarios:

BlackZack dijo...

Éste es uno de mis posts favoritos en mucho tiempo, no solo de tu blog, sino de la blogosfera en general. ¡Es fantástico!

Lo comparto :D

Nosu dijo...

Yo llegué a un punto tal que tuve que dejar dos trabajos sin tener nada en mente para el futuro.

buen post! :)

Marta dijo...

¡¡Gracias!! :)

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

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Implantes dentales dijo...

Ir tras de un sueño en un mundo tan impredecible no fácil pero cuando se quiere se logra.

Jupiter dijo...
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