miércoles, 2 de enero de 2013

Niños supervivientes: resiliencia (I)


"Lucía no eligió nacer allí, en ese cuándo, en ese dónde, en esa familia. Sus padres se conocieron muy jóvenes y enamorados, pero el tiempo se había encargado de demostrar que no funcionaban bien. Él gritaba, mucho. Ella callaba, demasiado. Los problemas de dinero eran cada vez mayores, a duras penas llegaban a final de mes. Él la culpaba de todo y los gritos y las discusiones se repetían una y otra vez, cada vez más fuerte, cada vez con más intensidad. Lucía consolaba a su madre cuando la veía llorar y temblaba de miedo cuando su padre gritaba o amenazaba. Nunca le había puesto un dedo encima, sin embargo, Lucía vivía con miedo. Muchísimo miedo. Además, según él, ella lo hacía todo mal, le provocaba, le estorbaba. Lucía era pequeñita y, como todos los niños, sólo quería que la quisieran. Ella sólo quería "hacer las cosas bien", pero los gritos y las críticas eran tan imprevisibles que no sabía cómo hacer "eso". Algo debía estar mal en ella si no era capaz de conseguirlo, empezó a pensar. 

Sin embargo, los años pasaron, las lágrimas se secaron y, en su vida adulta, Lucía se convirtió en una mujer independiente, con recursos, que se veía a sí misma capaz de amar y sentirse amada. No lo tuvo nada fácil desde luego, pero lo consiguió. ¿Por qué?"


Este es un relato ficticio. Pero en este mundo hay muchos niños y niñas que como nuestra Lucía, día a día, salen adelante, "sobreviven". La respuesta a este misterio sería: por la resiliencia. Pero, ¿qué es la resiliencia?



Se trataría de una mezcla de factores tanto internos (su temperamento, su "forma de ser", cómo afronta ella las cosas) y externos (adultos que la apoyen, todo tipo de circunstancias protectoras) que le han permitido salir airosa de una situación que, de por sí, es extremadamente estresante y deja consecuencias negativas en la mayoría de las personas. A pesar de todo, ha podido "sobrevivir", porque es capaz de funcionar en su entorno sin problemas psicológicos graves. Ha podido retomar su desarrollo o continuarlo aún en este contexto.

Hay cuatro tipos de maltrato infantil: emocional, físico, sexual y abandono/negligencia. Los tres primeros tienen consecuencias más graves (hacen daño directamente) y, dentro de ellos, el maltrato emocional suele dejar peores consecuencias en el largo plazo (mayor tasa de depresión y suicidio). Además es frecuente que se mezclen un poco entre sí.

Dentro de las consecuencias generales del maltrato infantil están la presencia de depresión, baja autoestima, agresividad, desesperanza, escasas habilidades de afrontamiento, dificultades en el control de impulsos y regulación emocional y peor desempeño académico. También afecta a su sentido de sí mismo y su relación con los demás (suelen ser menos sociables o no relacionarse de forma "sana").

Un puñado de psicólogos clínicos, acostumbrados a trabajar con niños en situación de maltrato en su día a día, empezó a darse cuenta de algo. Había una minoría de ellos que, aún en esta situación tan difícil, salía adelante de forma normal o casi normal. Conseguían relacionarse con los otros niños, tener buen rendimiento escolar, no tener depresión o ansiedad (o menos de lo que esperaban). Así que se pusieron manos a la obra y empezaron a centrarse, no solo en qué es el maltrato infantil y lo que hace daño a los niños, sino también en sus recursos. Si podían descubrir qué cosas les ayudaban (dentro de sí mismos y en su entorno) podrían encargarse en el futuro de potenciar también esos recursos en otros niños, de reforzar sus fortalezas para afrontar una situación de por sí complicada. No solo prevenir y actuar en situación de riesgo, también darles herramientas y recursos para su batalla personal.


Y como es un tema largo y al que se le pueden dar muchas vueltas lo dejo de momento aquí. Para que piensen y hagan sus apuestas sobre qué pueden ser esos factores internos y externos que ayudan a los niños maltratados  a salir adelante con normalidad (o casi). Y que nunca está de más saber algo sobre estos temas, tanto si trabajan con niños en su día a día y "lo ven" como si les toca de cerca por casualidad. Saber aportar algo positivo en una situación dura y que genera tanta impotencia como esta.

¡Nos vemos! En el próximo post pasamos a lo concreto :)

4 comentarios:

Luis A. dijo...

Gracias por tu aportación. Lo comparto.

Marta dijo...

Gracias a tí por compartirlo :)

Macarronazo dijo...

A veces se les nota hasta físicamente. Much@s de los que consiguen salir adelante se convierten en tip@s muy atractivos.

Buen blog!

:)

Marta dijo...

Cierto, a veces exageradamente atractiv@s :) Saben hacia dónde se dirigen y construir.

¡¡Gracias!! Lo mismo digo ;)